viernes, 14 de septiembre de 2012

Oyoyoyoy...

Aish, bloggi. No sé en qué momento me volví tan sensible. Yo antes era una tía dura, ahí con michelines de protección (venga, tampoco eran tantos... xD) No sé, no me afectaba tanto el mundo. No sé si es que perdí el estoicismo que me gustaba llevar en el bolso, si antes de todo el mundo siempre me había tratado bien (opción que se cae por su propio peso...) si tenía cosas que me hacían más feliz... lo que me lleva a pensar: duele más perder esa felicidad que alcanzas, por muy tenue que sea que no tenerla nunca. (Sí, acabo de tener filosofía, perdonadme... xD) Tal vez sea eso. Que en algún punto de mi vida que no sé si recuerdo me volví feliz. Que se me ocurrió dejar las caras largas (que no el negro*-*) y empezar a hacer cosas, a creer en cosas, a escribir con regularidad, a entregarme entera a sueños que no eran los míos o que hacía míos de alguna forma. A sueños que leía, a ser feliz con personajes que eran felices. ¿Suena estúpido? Posiblemente lo sea. Ayer mismo, (espoiler de Spartacus) Agron besó a Nasir por primera vez. Paré el video y volví a ponerlo. Porque yo había vivido el drama de Agron, yo había visto cómo había llegado al ludus solo con su hermano y cómo este había muerto entre sus brazos protegiéndole. Yo había sentido sus escalofríos al vaciar vidas como alegoría de la suya propia, que no tenía nada. Y también había visto cómo un chico que encuentran, que parece odioso y que ni siquiera le cae bien al principio refleja su misma soledad. Y se traga los prejuicios y lo que puedan pensar de él y se da cuenta de que ahora puede luchar por algo. Que vale la pena hacerlo, que vale la pena volver a casa, sea cual sea ese lugar, porque él está esperando.


(Oyoyoyoyoy<3)

Vale, hasta aquí mis fantasías homo románticas... Lo que iba diciendo, no sé en qué momento me volví tan sensible. Tal vez fue cuando aprendí a canalizar esas emociones de otros en las mías propias. Es horrible. No es un don. Bueno, tal vez lo sea, pero es horrible. No puedes regañar a la gente a no ser que se hayan pasado bastante o se lo merezcan. Porque claro, con la sensibilidad ésta, se genera también un amplio sentido del deber. De hacer las cosas bien y justas. Y luchar contra las injusticias y todas esas gaitas. Y acabas llorando por todo. De alegría, de pena, de empatía por algo que ni siquiera te afecta... Te conviertes en algo extraño. No sé, es especial, creo que en el fondo mola un poco eso de ser capaz de valorar las cosas desde otra perspectiva...

No hay comentarios:

Publicar un comentario