miércoles, 11 de febrero de 2015

Mala indignada nunca muere

Esta entrada viene inspirada por cosas que pienso y por mi ocio vacacional. No es de interés, por lo que no es necesario que usted, personaje extraño, siga leyendo. Desde luego tendrá cosas más importantes que hacer a la hora del té.

Como veo que es un poco cotilla y persiste, procederé a mi crónica de habitual indignación. Es cierto, me indigno mucho. Para qué mentir. Hay muchas cosas en la vida que me molestan, que cambiaría si pudiera, muchas de ellas algún día las cambiaré. Otras no. En cualquier caso, la mayor fuente de mi indignación suelen ser las personas. Ya sé que tiene que haber de todo en la viña del señor, pero por qué hay tanto subnormal es algo que jamás podré explicarme. Y que yo tenga que cruzarme con un alto porcentaje de ellos tampoco me lo explico.

A lo que iba. Estaba yo pensando por qué me gustarán tanto las pijerías de maquillaje. Las vaselinitas, los pintalabios, los pintaúñas... pero todo así muy selecto. Es decir, que no me gustan los que son de colores pochos o poco elegantes. Y me gustan demasiado los tonos rojizos... *-* Bueno, esas cosinas son las únicas cosas que suelo tener de marcas, ya que tengo la suerte de que la mayor parte me las regalan. Y entonces me he acordado de toda esa gente que se suele sentir mejor por presumir de las marcas que llevan encima. Pero vamos a ver, ¿alguien le ha explicado a esta gente que aunque la mona se vista de seda, mona se queda? Parece ser que no. Y esto es lo de menos, es decir, en el ámbito de la ropita y la tecnología, ya ves tú. Mira, chica, si te sientes mejor persona por haberte gastado cien euros en unas zapatillas y me lo cuentas tan japi, yo, con intereses muy distintos a los tuyos, te diré que más tonta eres tú. Pero bueno, que da igual. A lo mejor a mí no me importa gastarme una pasta en una edición especial de un clásico que ya he leído solo porque es muy bonita; es su dinero y que cada uno lo gaste como quiera.

Lo que me indigna es que alguien pueda tratar a otro alguien como ser inferior por no tener sus mismas zapatillas de cien euros (que no me las voy a comprar porque no me sale de ahí, y porque no llevo zapatillas) o por no tener un aifon. Que otros que tal bailan. Que si tienes 600 euros para gastar en eso, perfecto, pero que yo esos seiscientos euros me los gastaría de otra manera. Relaja la raja porque no lo tengo porque no quiero y tú -por desgracia- lo tienes porque te lo ha pagado papá.

El otro tema que me indigna. Esa gente que presume -poniéndote en bandeja lo que les falta-, presume, la mayoría de veces, por algo que ellos no han conseguido. Me parece tan sumamente patético que una persona "se chulee" de algo que no ha conseguido por méritos propios... que se me cae la cara de vergüenza solo de pensarlo. Y se me cae la cara de vergüenza porque yo sé lo que es trabajar para ganarse dollars. Sí, a todos nos gustan los caprichitos, pero, ¿sabes qué? más me gusta poder pagarlos. Saber que si me puedo ir de viaje, si me puedo comprar tal cosa, es porque he hecho lo que tenía que hacer. Sin tener que hacer que mis padres se gasten un dinero que muy posiblemente no tienen y que, si lo tienen, prefiero que inviertan en ellos.

Que yo ya sé qué tengo que hacer para conseguir lo que me interese. A chulear a tu casa.