martes, 16 de octubre de 2012

Vamos a ser positivos.

He llegado a un punto en el que ya no puedo seguir por este camino. A partir de aquí hay que cambiar. ¿Cómo he llegado a esta conclusión? Muy sencillo: hoy no me he reído ni una sola vez de forma estrepitosa. Esto es un crimen, un pecado, una vergüenza. Yo soy la primera en decir que las personitas alegres también tenemos derecho a estar tristes, pero esto está pasando de castaño a oscuro, blog. Y sé que no puedo seguir así. Noto cómo todo el mundo se empieza a cansar de que yo esté mal, de que tenga caras largas, de que llore todos los días. Voy a arreglar esto, para jolgorio vuestro. Pero sabed que lo único que quería era una abrazo y que me dijéseis que estábais aquí.
Tras este preámbulo empezaré a recopilar cosas que una parte de mí, una de las que me quería mucho una vez, tiene que decirme. Y si alguien triste se encuentra algún día con esto, espero que le ayude, porque también es para ti.

A ver, cara pan. Sonríe, que tampoco es para tanto: más se perdió en Cuba y venían cantando. ¿Qué es lo que te pasa?, a ver, cuéntame. Respira hondo, tómate una manzanilla, y o bien haces respiración abdominal o respira entre las dos manos, que calma mucho.

¿Qué te preocupa? ¿El curso? Tranquilidad, no siempre vamos a ser capaces de entrar en el punto más alto en el que lo dejamos la última vez. Date tiempo. Conoce al profesor, su forma de trabajar. Procura llevar los ejercicios al día, escuchar en clase... pero piensa que es imposible dedicarse en cuerpo y alma todos los días a cada una de las seis asignaturas diarias. Ponte metas sencillas, que te vayan motivando y estimulando para seguir trabajando. Y recuerda que la única que se pone la zancadilla eres tú misma. No te pongas límites, sí metas, pero no límites. Organízate, eso no es difícil. Lo has conseguido otras veces, así que no veo por qué no ibas a hacerlo ahora.;)


¿Qué más te preocupa? ¿No estar en tu mejor momento? Después de un verano de relajación total y absoluta, no tienes que esperar que tu cabeza se ponga a escribir sonetos de rima consonante como churros. Deja de agobiarte, deja de intentar hacerlo todo, contralarlo todo, tenerlo todo planificado. Hay más gente en el mundo, ¿vale? Unas veces lo harán unos, y otras veces otros. No tienes que ser tú siempre la que vaya a comprar los regalos, la que tenga todas las tareas bien, la que saque buenas notas, la que vaya a todas las manifestaciones, la que haga lo mejor del mundo mundial, porque no. Porque no se puede. No se puede ser perfecta, estar al cien por cien en todo, porque no eres una máquina. Necesitas tener un margen de error, unos parámetros de fallo, como toda persona.


Tranquilízate y sonríe, que ya verás cómo el exterior acaba contagiando al interior. Poco a poco, paso a paso. Y piensa que siempre hay alguien aquí.


Y eso era, más o menos, lo que necesitaba oír.

lunes, 15 de octubre de 2012

Filosofía de cordel.

Hoy vengo a hablar de las relaciones afectivas. Más que de ellas en sí mismas, o sea de su esencia, voy a centrarme en los conflictos adyancentes. Es decir, esos conflictos que surgen en las trincheras en los que nadie se atreve a declarar la guerra, pero se puede cortar la tensión con un cuchillo.

Empecemos partiendo de la hipótesis que dicta que una relación afectiva es un algo sostenido por dos pilares. Estos dos pilares han de estar equilibrados. Lo ideal es que ambos estén siempre a la misma altura y sujeten el mismo peso. Esto, en una relación normal y corriente, sucede en días de arcoiris y colorines: ambas partes se sienten bien consigo mismas y disfrutan de días bonitos y de sonrisas.
Lo que pasa, es que, una vez dentro de una relación, de cualquier tipo dentro de las afectivas, no podemos vivir el resto de cosas de nuestra vida al margen de ese condicionante que es la relación en la que estamos. Por eso, ante conflictos, es el conjunto quien ha de resolver los problemas.

Tanto si el problema atenta contra uno solo como contra ambos, es necesario afrontarlo en común, puesto que no tiene ningún sentido que un pilar se vaya de paseo, olvidándose de que tiene que sujetar algo. Con esto no quiero decir que cada uno no pueda cumplir una función distinta al mismo tiempo. Si pensamos por ejemplo en dos columnas de la parte frontal de un templo griego, ambas sujetan un frontón, pero a su vez, cada una forma parte también de la hilera de columnas de las fachadas mayores.

Lo que quiero decir con esto es que, cuando hay un problema, necesitamos ayuda. Si el problema es solo nuestro, necesitamos saber que el peso no recae solo en nosotros, que aquí, -a nuestro lado- hay alguien que nos está apoyando y nos ayuda a sostenerlo. Si el problema es solo de la otra parte, debemos demostrar que estamos aquí. Habrá veces en las que no entiendas el problema, te parezca una tontería o pienses que tienes otras cosas más importantes que hacer. Pero si de verdad queremos a esa persona, hay que ayudarla. Claro que todos podemos sentir en un determinado momento que ese problema es una carga extra que no tenemos ganas de afrontar. Pero no podemos ponernos a hablar con nuestras primas de la hilera mayor y desocupar nuestro puesto en el frontón. Porque un día, puede que sea al revés. Que sea la otra persona la que tiene ganas de ser feliz mientras nosotros tenemos un problema gordo, y no podremos echárselo en cara, porque nosotros también lo hicimos. Porque si estamos con alguien es porque realmente le queremos, y si queremos a alguien, repito, tenemos que quererle siempre. En sus mejores momentos y en los malos.  Si columnita uno está mal, columnita dos no tiene que ponerse mal también, tiene que rescatar a columnita uno y hacer que se ría, que recupere la ilusión y tenga más ganas de afrontar su problema. Columnita uno tendrá muchas más ganas de hacerlo si sabe que columnita dos va a hacer cualquier cosa que esté en su mano para ayudarla. NO para resolverle el problema, si no para ayudarle a resolverlo. Columnita dos no va a sujetar el frontón sola porque tenga mucha fuerza ese día y columnita uno no pueda. Columnita dos, solo puede aguantarlo un momento mientras columnita uno se limpia las lágrimas y se vuelve a colocar. Y juntos, sujetan el frontón. La relación se afianza y cada uno se realiza. En común y por separado, pero al fin y al cabo, dentro de la relación que, por lo menos, dicen tener.



(Sí, para esto sirve estudiar historia del arte... :P)


Y antes de enfadarnos con alguien, hablarle mal, culparle por algo, juzgarle, negarle un abrazo, la palabra o lo que quiera que nos entren ganas de hacer, pensad, por favor:  l@ quiero. Cuidado con lo que hacemos, porque a veces no tiene remedio. Y una columnita rota no es un Partenón feliz :(


sábado, 13 de octubre de 2012

Posicionamiento.

La verdad es que hay veces en las que, después de una entrada resultona y que me gusta cómo he expresado, me dan ganas de poner el enlace del blog por todos los lados, como acostumbro a hacer con el otro. Si lo hiciera, más gente leería lo que escribo, pero hemos de tener en cuenta que gran parte de lo que escribo lo hago para que no lo lea nadie. Sin censura, sin límites. Eso es algo que suele pasar en cualquier blog cuando llevas un tiempo considerable abriéndote. Al final tus seguidores, que, por lo general, suelen ser conocidos, acaban sabiendo cosas de ti que tal vez no deberían saber.
A veces siento eso con el otro blog, pero al fin y al cabo, siempre queda la idea de que es ficción, de que yo no soy todos esos personajes que escribo... pero aquí hablo directamente.-Y bastante mal, por cierto, la mayoría de entradas no están bien estructuradas, etc.- Hablo directamente y desde mi perspectiva. 'Yo soy yo y mis circunstancias'. Hablo de mí, de lo que me pasa, de lo que siento, y espero poder seguir haciéndolo al menos un tiempecillo más. Resumiendo, si eres un cotilla y me conoces demasiado, largo de aquí. Respeta mi intimidad o atente a las consecuencias -porque posiblemente no te guste lo que escribo-.
Y como culmen de esta apología, diré que soy una persona humana. Que siento y padezco. Y que esto es un blog cochambroso de una adolescente de diecisete años que no tiene ninguna intención ni de ser políticamente correcta ni de practicar la demagogia.

Si quieres segui leyéndome, adelante. Si no, no os preocupéis por mí, lo superaré.


viernes, 12 de octubre de 2012

Escriba un título.

Hola, blog terapia. Necesito desahogarme, contarte lo mal que me va todo  (xD?)

No va a ser una entrada divertida porque estoy cansada y no tengo ganas de pensar ironías, así que, bajo tu responsabilidad si sigues leyendo...

Odio segundo de bachillerato. Odio todo. Odio la caña que nos meten. Tengo la constante sensación de que soy una inútil, que no me da la cabeza para ello. Todo el mundo hace los deberes sin problemas, estudia, hace bien los exámenes. Y a mí me cuesta muchísimo y no lo consigo. No sé cómo habré sacado las notas del año anterior, porque no tiene sentido. Soy una inútil.

Ahora viene la huelga, y tenemos que preparar una asamblea. Son tres días de huelga, y sé que, en un futuro inmediato, no me conviene hacerla. Me lo ha dicho mi madre y me lo han dejado claro los profesores, puesto que ellos van a seguir dando clase. Pero la tengo que hacer. Porque sí, porque no puedo sentarme esos tres días en clase. Voy a aprender mucho y todo eso, pero luego qué? Qué va a pasar al año que viene? Yo cada vez más inútil, no voy a conseguir la beca por buena nota. EL 9.5 del año pasado no va a servir para nada, porque este año va a ser catastrófico. Voy a volver a ser alguien mediocre. No normal, sino mediocre. Voy a volver a no encontrarme, a no ser feliz. Porque sé que la única manera que tengo de acercarme un poco a la felicidad es anestesiándome. Rebuscando entre las cosas para estar a gusto. Y encima me siento mal, porque siempre he sabido que no deberíamos quejarnos con la vida que llevamos. Pero estoy cansada de tener que estar bien. De sonreír, de hablar mucho en alto para no oír lo que pienso. Estoy cansada de venir llorando a casa todos los días. De cansar a la gente con mis tonterías. Estoy triste, por encontrar espaldas cuando lo que necesito son hombros.
La necesito a ella, más de lo que me gustaría reconocer. Porque 99 de cada 100 veces soy yo la que la necesita , frente a esa vez restante en la que es ella quien necesita que yo esté ahí. Y me siento aún más inútil, por necesitar algo, alguien, que no me necesita a mí. Saber que podría pasar sin verme el tiempo que hiciera falta mientras que yo muero por pasar cinco minutos más con ella. Que cada vez que pido un abrazo es como si estuviera intentando remilgar algo. Que soy una pesada por pedir tanto. Y me voy todas las noches a la cama muerta. De cansancio por todas las cosas que hago en el día (clase, teatro o escuela de idiotas, tareas, estudiar) y de todas las cosas que me carcomen el alma.

Ya no sé si estoy mejor sola, con alguien pero calladita.... no lo sé.


Quiero irme a vivir debajo de una piedra, y lo necesito ya. Porque no sé cuánto tiempo más podré aguantar esto, y no sé si esta vez podré arreglarlo yo sola.

lunes, 1 de octubre de 2012

Pescozón.

Hola, blog. Tengo cosas que contarte, gente a la que apalear con remos... empezaré por un pequeño tema en el que tampoco quiero hacer mucho incapié, peeero bueno, blog, ya tú sabes que eres mi terapia en pos de la felicidad en casa.

Tienes un poco de prisaaa y te la metes por el.... *censored*

Bien. Es de todos sabido (al menos de quien me oiga hablar) que me gusta repetir la frase: 'me crea ansiedad'. Obviamente, aunque pueda parecer una mera excusa para que alguien cierre la boca -que también- tiene un trasfondo. Como a estas alturas ya hemos podido comprobar... segundo de bachillerato es una mierda. Y, por desgracia, no es una mierda chupada. El curso tiene la dificultad suficiente como para que no sea necesario andar agobiado por elementos externos. NI andar agobiado, NI, por favor, agobiando a los demás. Si vustedes, personitas irracionales, sienten la necesidad de compartir su ansiedad con el mundo, tienen dos opciones: O aprenden a proyectarla de una forma que parezca que eres una persona civilizada (es decir, sin gritos, voceríos, puñetazos, patadas, empujones y algún que otro pescozón - y sé que esto último es difícil) o se compran una pelota antiestrés. Yo voto porque escojáis la segunda opción, ya que así me ahorro el tener que ahorrarme los pescozones en respuesta.
Con este circunloquio, vengo a decir que os vayáis a la mierda o a vivir con el señor esponja, porque yo no puedo vivir con estrés, con ansiedad, hiperventilando y con contracturas en la espalda, ondie.  Y ya correr entre clase y clase y no poder si quiere hacer pipí... eso sí que no. ¬¬

Hay Festival, pero no hay sitio.

Jojojo, cuan jocosa es tu sátira. Pues no, abobao. (xD?) El sábado, después de una crisis de ansiedad personal por un malogrado comentario de arte que abusó de mi tiempo para con él, salí al fumadero de opio en busca de las personitas con las que había quedado. Para empezar, el autobús decidió llegar 10 minutos tarde para ahorrarse que pasara el siguiente. Ya no sé si esto es crisis o desfachatez. En fin, cuando llegué al fumadero en cuestión, resultó que las personitas con las que había quedado tenían ganas de sentirse personotas y habían pedido un aparatejo de esos humeantes para gangrenarse los pulmones. Ente de mí, soy asmática, y cualquier exposición prolongada a la respiración de humos, me sienta un poco mal. Por muy mal que me parezca el propósito de intentar parecer una personota cuando no eres más que personita no lo trataré ahora, pero ahí queda, para la posteridad...

El tema va cuando, cómo no, llegamos con la hora pegada al pompis a la charla del Hay Festival sobre la moral liberal a la que íbamos. -Es que en fumar, se tarda un rato, que no sabéis.- La charla estuvo bastante interesante, aunque no compartía posturas con ninguno de los dos miembros del 'debate', yo escuchaba como personita civilizada que compra una entrada y va a escuchar una charla. La crítica empieza aquí. ¿Por qué ostias, y no tengo otra palabra, pagan ustedes por ir a ver una charla que no les interesa? Me da igual que sea por la miseria de dos euros, ya solamente el hacer el esfuerzo de ir a ocupar un sitio, que sin ir más lejos, bien lo podía haber ocupado yo, me repatea las pompas.
Vivimos en Jegovia, esa ciudad, cruel broma del destino. Y a todo acto cultural que se precie, acudirán los pseudo intelectuales de siempre. Y que por qué digo esto? Porque una persona, una persona, eh! Ya no digo intelectual ni nada, no tiene la falta de respeto de levantarse antes de que terminen de hablar las personas que dan la charla. Si no ha acabado de hablar, te esperas. Y si no, no haber venido. Yo lo veo muy simple. Pues nada, las señoras de delante diciendo que si el hombrecillo holandés, era un pesado y se enrollaba con el mismo tema. (Señora, no le ha escuchado al principio, si su libro está escrito bajo la premisa 'Sexo, drogas y rock'n' roll', de qué quiere que hable, de patucos de calceta? Váyase por ahí, buena mujer!)

A la señora de la pata chula. Si usted precisa una silla supletoria para su escayola, pídasela a los organizadores. Si de lo contrario es usted tan chula como su pata y va a utilizar la silla del de delante, que ha comprado su entrada, haga usted lo propio y compre una entrada para su pata chula. Nada más que decir. u.u

Al resto de gente en la sala, el aplauso final es para vosotros, que os levantásteis como si las sillas os quemaran el culo antes de que alguien dijera '¿hay más preguntas?'.



El domingo, teníamos entradas para ver War Horse en la filmoteca de La Cárcel. Y como ya sabíamos de qué iba la cosa (o sea, que nunca hay tantos sitios como entradas, porque los políticos, tontos del culo y demás gente que se cree guay no necesitan entrada para llenar con sus sucios traseros los asientos), teníamos que llegar pronto para hacernos con el sitio legítimo que nos prometían nuestras entradas. Ahí estábamos, en una cola. En una buena posición, decente, que nos hubiera garantizado un bello y bonito emplazamiento. Pues nada. Primero, nos hicieron la encerrona de aplaudir a la mujercilla que había producido la peli. No tengo nada en contra de dicha mujer, pero Jegovia es así. Como estamos marginados de la civilización y vivimos lamiendo el culete a Madrid, cada vez que alguien viene aquí hay que tratarle como si nos estuviera haciendo el favor de venir a esta dejada villa apartada del mundo. Patético.
Total, que pasamos a la sala y nos sentamos en primera fila. Porque éramos seis, y la gente es experta en dejar huequitos entre las filas. Que si dos allí, uno allá y así. (Pero esto en tós los laos...). Y viene una mujercilla y nos dice que si no nos importa irnos a otro lado, que van a dejar esa fila para los invitados. Verá, buena mujer, tengo dos cosas que decirle. 1.- Si querían guardar la fila, ¿POR QUÉ OSTIAS NO LO PONEN CON UN CARTELITO?, aunque sea un cochambroso, un triste 'RESERVADO'. Imbéciles. 2.- ¿A QUE SI SOY UNA ABUELA NO ME ECHAS, perra?

Que luego los jóvenes no estamos interesados en la cultura, que nos echamos a perder, que no nos interesamos por las cosas y nos vamos de botellón. Pero quita, quita. Que con 17 años no sé qué pintas aquí, entre intelectuales que somos. Y qué sabrás tú de moral liberal. Y yo digo: ¿y qué sabrán ustedes de moral?. Que no tienen ná de ná. Ni un poco de empatía ni de sensatez y ya ni hablar de educación, que serán ustedes mu listos y mú cultivaos, y habrán leído mucho sobre ética y moral...

pero idos preparando para cuando yo sea abuela. Porque os voy a dar pal pelo.... y mi venganza será terrible.